Es cierto que Grecia ha hecho muchas cosas mal. Pero no es de recibo que la UE acorrale así a un país europeo.
Recordemos, además, que
España también estuvo al borde del abismo por obra y gracia de los
especuladores financieros internacionales. Es absolutamente falso que la crisis
financiera se desatara a causa de la mala gestión de Zapatero. Otra cosa fue el
estallido de la burbuja inmobiliaria: de esto fueron culpables todos los
gobiernos del PP y del PSOE, y los propios bancos. Y no es menos cierto que
Rajoy podría haber negociado mejor los dolorosos recortes que la UE impuso a
España. La crisis que se desató en 2008 se originó en Estados Unidos, no en
Grecia, que a nadie se le olvide. Por cierto, la mayor Deuda Externa del mundo
es la de Estados Unidos. ¿Por qué no se le exige a Obama un recorte en el
presupuesto de Defensa igual que se le exige a Grecia, y a España, recortes en
salarios y prestaciones sociales? Ni la UE, ni el Eurogrupo que pretende
presidir De Guindos, ni la Comisión Europea, ni el Banco Central Europeo, ni el
FMI, son amigos de España… ¡no hagamos causa común con ellos!
Estos días hemos asistido a un bochornoso espectáculo
de declaraciones sobre el dinero que España ha prestado a Grecia y la supuesta
firmeza que Rajoy y los suyos aplicarán para recuperar hasta el último céntimo
de los «26.000 millones de euros», mucho menos dinero que los distintos
gobiernos autonómicos del PP y del PSOE han desfalcado o despilfarrado. Ello
alcanzó su cénit con las declaraciones de Margallo afirmando que sin ese
préstamo las prestaciones de empleo en España habrían subido un 50% o las
pensiones un 38%. Además de ser un redomado embustero, se burla de pensionistas
y desempleados.
En el año 2010 se concluyó el primer paquete de
rescate a Grecia, por un valor de 110.000 millones de euros de los que 80
correspondían a créditos bilaterales concedidos por los estados miembros de la
UE y 30 al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Eran créditos fueron otorgados a través de un acuerdo
firmado entre Grecia, el FMI, y los estados miembros acreedores, entre ellos
España. De los 80.000 millones, a 1 de enero de 2015 se han desembolsado
52.900. En el esquema, España aporta el equivalente a su suscripción en el
capital del Banco Central Europeo (BCE), es decir el 8,3%. Por lo tanto, de los
52.900 millones de euros, España ha desembolsado hasta ahora 6.650, ni un euro
más.
El tipo de interés aplicado a Grecia para estos
créditos fue de entre el 5% y el 7%, un tipo muchísimo más alto que lo que
pagaban entonces los Estados por financiarse en los mercados. Este tipo fue posteriormente reducido en una
de las reestructuraciones de la deuda griega, pero los estados miembros de la
UE, con Alemania a la cabeza; ganaban y siguen ganando dinero con la operación.
Vale la pena recordar la valoración de la misma que hizo Zapatero en abril de
2010 en el Congreso, usando como base de cálculo la última subasta de bonos a 3
años realizada entonces: «Grecia pagaría por el préstamo alrededor de un 5 por
ciento anual; la parte que correspondería en principio a España serían 183
millones de euros anuales, que nos pagaría Grecia, frente a los 73 millones que
nos generaría de gasto a nosotros. El impacto global sobre las cuentas públicas
sería positivo por valor de 110 millones de euros cada uno de los tres años que
se espera se mantenga vivo el préstamo».
Además es importante señalar que la gran parte de este
dinero no fue a parar a los griegos. La mitad del dinero prestado fue destinado
a pagar vencimientos de deuda griega con las principales instituciones
financieras europeas (principalmente
bancos franceses y alemanes). Es decir, el dinero que salió de nuestros
bolsillos no terminó en manos de los ciudadanos griegos, acabó en los balances
de la gran banca europea. Eso sí, ahora nos los deben los griegos. El programa
de rescate del 2010 no fue un programa de rescate para los griegos. Fue un
programa de rescate encubierto al sistema financiero europeo, sobre todo el
alemán. No lo olvidemos.
Estos 6.650 millones de euros, por lo tanto, es todo
lo que ha pagado España hasta ahora a Grecia, con los tipos de interés usureros
señalados. ¿Por qué el Gobierno habla entonces de 26.000 millones?
El 14 de marzo de 2012 se decidió un segundo rescate a
Grecia, se añadieron 130.000 millones al programa. Esta vez, sin embargo, el
esquema no fueron créditos bilaterales, sino que se utilizó un mecanismo, el
EFSF (European Financial Stability Facility) creado en 2010. En este caso, el
EFSF toma prestado dinero en los mercados financieros con garantías de los estados
miembros de la UE, y presta a su vez el dinero; hasta hoy a Grecia, Portugal e
Irlanda. En el caso Griego, a 1 de enero de 2015 se han desembolsado 141.800
millones de euros de este segundo paquete. Las garantías españolas que le
corresponden al mecanismo son un 12,8%. Eso significa que España ha aportado
garantías a este segundo rescate a Grecia por valor de 18.150 millones de euro.
Pero ojo, son garantías, ¡España no ha pagado de esta cantidad ni un sólo
céntimo! Además, es importante señalar que las garantías se aportan a
inversores privados que una vez más harán negocio a costa de los griegos,
asumiendo el riesgo el resto de haciendas públicas nacionales. Este punto debe
quedar muy claro.
Resumiendo, España ha aportado al rescate griego 6.650
millones de un crédito bilateral a un tipo de interés del 5% (lo único
desembolsado hasta ahora), con el que ganará dinero. Y ha aportado garantías a
través del EFSF por valor de 18.150 millones, del que no se ha tenido que hacer
de momento ni un solo pago. ¿Le debe Grecia 26.000 millones de euros a España? No.
Y la información que ha vertido el Gobierno del PP al respecto, es falsa.
Ahora bien —y este punto también es importante—, el
rescate griego sí puede acabar costándole más de 20.000 millones de euros a
España. Sucederá si el Eurogrupo continúa, como está haciendo estos días
liderado por Alemania y apoyado por España, empujando a Grecia hacia la
bancarrota y a la salida del euro. Si ello sucede, Grecia impagaría sus
obligaciones financieras al declararse en bancarrota, España perdería gran
parte de los 6.650 millones prestados y se ejecutarían las garantías dadas al
EFSF y entonces sí debería España desembolsar los 18.150 millones, a los
inversores privados y especuladores financieros que pusieron el dinero.
Grecia ya ha dicho que quiere devolver la deuda y ha
pedido más tiempo. Ante ello España tiene dos opciones: tenderle la mano, y
darle oxígeno para no perder el dinero, o empujarla hacia la bancarrota, como
hace estos días De Guindos. El PP miente con las cifras, y además hace con
Grecia lo contrario de lo que predica. Defiende estos días sus intereses
políticos, no el dinero prestado. Su principal objetivo es evitar que otro estado
miembro endeudado realice con éxito una política económica distinta a la
suicida y socialmente depredadora seguida en España. Nada más. Y al perseguir este
objetivo, poniendo a Grecia contra las cuerdas, están también poniendo en
riesgo el dinero prestado y las garantías españolas en el EFSF, y de paso
haciendo saltar por los aires cualquier concepción de lo que debería ser la
solidaridad europea.